Lona ocupó el cargo de Juez Federal de Primera Instancia de Salta desde 1975 hasta 1993. También se desempeñó como Secretario de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal (1968-1974) y fue Defensor Oficial. Su muerte dejó abierta la puerta a grandes incógnitas y señalamientos por parte de familiares de desaparecidos sobre su rol en la última dictadura militar, el encubrimiento del secuestro y desaparición del ex gobernador Miguel Ragone, su participación en el homicidio de los once detenidos en la oscura y fatal página de la historia de Salta, denominada Masacre de Palomitas, como también del silencio jurídico sobre otros crímenes durante la dictadura.
Ya en plena democracia, quedaban resabios de su poder que le permitieron esquivar a la justicia, hasta que en el año 2019 fue condenado como “partícipe secundario” del delito de homicidio doblemente agravado, “por el ser autor del encubrimiento” del secuestro y desaparición del ex gobernador Miguel Ragone, el asesinato de Santiago Arredes y la tentativa de homicidio de Margarita Martínez de Leal, aunque la sentencia no fue de ejecución inmediata.
En marzo de este año procesaron a Lona, de entonces 85 años, por los delitos de haber dictado “resolución contraria a la ley expresamente invocada, en concurso ideal con el delito de haber omitido promover las investigaciones, la persecución y represión de los delincuentes, faltando a la obligación de su cargo de Juez Federal en 78 hechos”, más el delito de “haber omitido, retardado o rehusado hacer cesar una detención ilegal o dar cuenta de la misma” en 23 hechos. Además se lo procesó como partícipe secundario de “delitos cometidos por personal de las fuerzas armadas y de seguridad”: allanamiento Ilegal (32 hechos), tormentos agravados (25), privación abusiva de la libertad agravada (64 hechos), lesiones (2) y amenazas y coacción agravada (13 hechos). También debía responder como partícipe secundario de 23 hechos de homicidio agravado.
“Casi sin pagar culpas”
Fidel Puggioni, integrante de H.I.J.O.S., señaló a Nuevo Diario que “sin dudas, Lona es un claro ejemplo -sino el mejor ejemplo- de la impunidad que te puede dar la justicia en la Argentina, en Salta”, y recordó: “empezó su carrera en Salta antes de la dictadura, y fue creciendo poco a poco, teniendo capítulos oscurísimos de la vida de Salta, como el secuestro y desaparición del ex gobernador Miguel Ragone, la masacre de Palomitas, el caso de Arredes, por los cuales fue condenado, pero también hubo muchas otras imputaciones que no fueron comprobadas”.
“Lo trágico de todo esto es que uno pensaba que ya nunca se lo iba a juzgar, con la complicidad del poder judicial, con la dictadura y estos nefastos personajes. Si no fuera por los organismos de derechos humanos que siempre han estado a la palestra de este tema y avanzando milímetro a milímetro para poder enjuiciarlos, realmente no se hubiera podido llevarlos a la justicia", sostuvo Puggioni, y recordó cómo en 2019 fue condenado como partícipe necesario en el secuestro y desaparición de Ragone, y del caso Arredes: “terminó sus días con el beneficio de la prisión domiciliaria, un beneficio que él, como muchos jueces, nunca dieron a los detenidos, desaparecidos, sin ninguna causa y sin proceso que sufrieron en la última dictadura”, dijo, y agregó: “uno piensa que es lamentable que se haya ido casi sin pagar sus culpas”.
“Lona se fue sin decir la verdad de todo lo que sabía y conocía”, fue la frase contundente con la cual declaró y concluyó ayer a Nuevo Diario Nora Leonard, de la Asociación de Derechos Humanos Lucrecia Barquet . Lona dejó ayer este mundo, y tras él, un manto de oscuridad sobre hechos trascendentales que hasta ahora sólo conocieron la cara de la impunidad.