La experticia del representante del Ministerio Público, quien en otras causas no dudaba en solicitar la detención del denunciado, ahora parece más calmado y, ante la talla del acusado, decidió comenzar con la víctima, pese a que ya cuenta con el informe médico de las lesiones sufridas a manos del joven hijo del senador nacional Juan Carlos Romero, informó Nuevo Diario.
Al parecer, el fiscal quiere saber más detalles del hecho, ampliamente descripto por el hombre agredido, quien relató como el diputado electo le sacó provecho al slogan de “Unidos Podemos”, no solo porque logró hacerse de una banca en la Cámara de Diputados, sino porque con ayuda de otros funcionarios municipales pudieron darle una feroz golpiza al cooperativista que solo pedía que le paguen su trabajo.
En su denuncia, el trabajador contó que en la sede de FUNDARA, base del romerismo, el diputado electo Juan Esteban Romero junto al director de la Panadería Social, Emilio Fallón, y el exfuncionario y excandidato a concejal, Aroldo Tonini, habrían participado del brutal ataque recibido, en una especie de emboscada. Apenas ingresó a un salón fue recibido por Romero, según su denuncia, quien tenía a diestra y siniestra a Tonini y Fallón, como para asegurarse que la pelea sea justa, tal como sucedió en la década del 90, cuando el ahora legislador también participó de un ataque similar.
Antecedente
Esta no es la primera vez que su nombre queda grabado en la Justicia. Ocurrió en la estación de servicio ubicado en la rotonda de Limache, donde resultó agredido un joven, quien le ganó el primer round, pero no el segundo, pues ya se encontraba en desventaja. Producto de aquel incidente, un joven subcomisario entró en acción y, como solía suceder, todos fueron a parar al calabozo de una dependencia.
Sin miedo a las amenazas del “no sabes quién soy yo”, el oficial mantuvo tras las rejas a los participantes de aquella gresca.
Eso sucedió hasta que finalmente el teléfono del entonces jefe de Policía, Jorge René Silisque, sonó con la orden inmediata de poner en libertad al heredero y mandar al pobre subcomisario a Olacapato.
La orden se cumplió a medias, pues el hijo del senador, en ese entonces gobernador de la provincia, fue liberado, pero el subcomisario siguió en su puesto.
Nada fue así, pues el incumplimiento de los deseos del ahora senador nacional le valió el puesto.
Ahora, por esas casualidades, Silisque es uno de los responsables del cuerpo elite de investigadores que creó el jefe de los fiscales, por lo que volvería a toparse con el joven que frenó una impecable trayectoria hasta ese entonces.