Tras conocerse que el alza de precios alcanzó el 4,7% de febrero, el presidente Alberto Fernández anunció el inicio de una guerra contra la inflación. Esta semana iniciarán las reuniones con cámaras empresariales y gremios para armar una mesa de negociación, con la idea de reeditar el acuerdo de precios y salarios.
En la jornada de hoy, Matías Kulfas, ministro de Desarrollo Productivo, recibirá a supermercadistas, representantes de la cadena de comercialización y la Coordinadora de Productores de Alimentos (COPAL).
Ayer, Kulfas anticipó que solicitará a los formadores de precio que se retrotraigan de los incrementos de los últimos días, ya que los considera injustificados. Además, buscará negociar una canasta de precios regulados para los comercios de proximidad.
El Gobierno busca que se acelere la aplicación de la ley de Abastecimiento y sus sanciones, para poder contrarrestar la suba incesante de los precios. La fórmula que se tiene planeada, incluye acuerdos de precios, controles y sanciones.
“Hay inflación porque los pocos actores de la producción utilizan los precios para capturar mayores proporciones de dinero”, señaló Claudio Lozano, director del Banco Nación.
“Es la concentración económica en sectores estratégicos en el marco de una deficiente regulación pública, lo que genera que un grupo de empresas aproveche todo margen extra de emisión monetaria para convertirla en ganancia a través de la remarcación de precios. Los precios actúan de salvaguarda de la ganancia empresarial”, escribió este domingo.
La receta que se pregona para poder batallar con la situación económica actual, contiene un aumento de las retenciones, control comunitario del sistema de formación de precios y una intervención, que en una primera instancia apele a un congelamiento general de precios, durante un período de tiempo acotado.
Por otra parte, Alberto Fernández busca ser más moderado, apelando al diálogo y la negocición.
Desde Juntos por el Cambio, acusan al oficialismo de no querer ajustar las variables como tarifas, subsidios y gasto público; sino que busca ajustar a través de la inflación.
El presidente anunció como primera medida, que se creará “un fondo de estabilización para evitar el traslado de la suba del precio internacional al precio que pagan los argentinos”.
En tanto que el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, anunció el aumento temporal de retenciones a la harina y el aceite de soja, del 31% al 33%. Justificando que “no afecta a los productores, sino a 11 empresas, de las cuales ocho concentran el 95% de las exportaciones de estos subproductos”.