“El nuevo programa desembolsará U$S 44.000 millones, esencialmente reinvirtiendo el 100% del programa anterior, lo que reduce un poco el riesgo de estrés de financiamiento cuando la amortización de bonos comience en el 2024", señala el informe.
"Argentina necesita manejar acuerdos multilaterales y la deuda bilateral y los posibles déficits en cuenta corriente cuando la economía se recupera o los precios de las materias primas caen. No obstante, la financiación suma este año, proyectando un superávit en cuenta corriente", afirman los economistas: Martín Castellano, Jonathan Fortun y Sergio Lanau.
Seguidamente, el informe señala que "el ajuste de la política es pequeño en comparación con el programa 2018 y la voluntad política para implementarlo podría flaquear, nuestra línea de base es un déficit de cuenta corriente del 0,4% del PBI en 2023, suponiendo que los precios de las materias primas se mantengan altos".
En este sentido, "el programa puede tener éxito en la reconstrucción de algunas reservas amortiguadores este año, pero es probable que el colchón se erosione en el período previo a las elecciones presidenciales del próximo año (2023").
Uno de los puntos clave del acuerdo es la reducción progresiva del déficit fiscal. El acuerdo alcanzado prevé reducir el déficit fiscal al 2,5% del PBI en 2022, 1,9% para 2023 y 0,9% para 2024. Asimismo, proyecta un crecimiento del PBI de entre el 3,5% y el 4,5% para 2022; del 2,5% y el 3,5% en 2023 y entre el 2,5% y el 3,5% en 2023 y entre el 2,5% y el 3% en 2024.
En cuanto a la inflación anual, estima que estará entre el 38% y el 48%, es decir, por debajo de los valores proyectados por consultoras privadas.
Por su parte, el IFF planteó que se trata de "metas modestas con suposiciones optimistas" y concluye que el programa "aborda problemas de financiamiento inmediato, pero sólo creará amortiguadores temporales. Creemos que el programa será un dispositivo de compromiso suficiente para evitar los peores escenarios negativos".